miércoles, 14 de mayo de 2014

ME GUSTA CRITICAR (pero poco) HOY CRITICAN: ELÁCTOR Y DIRRÉCTORRR "LAS HERIDAS DEL VIENTO"


ME GUSTA CRITICAR (pero poco)

HOY CRITICAN: ELÁCTOR Y DIRRÉCTORRR
"LAS HERIDAS DEL VIENTO" de Juan Carlos Rubio en el Teatro Lara





BY DIRRÉCTORRR

Hay días en los que te empape un chaparrón es muy agradable, Agosto a las tres de la tarde en la puerta del sol. 
Sentado en una silla, hora y cuarto y sin menearme, viendo a esos actores moverse por escena y viviendo las palabras, jo!!. Qué gusto de lluvia!!

Me marché, salí, no estaba, me desvanecí. Viví la vida de los personajes sin importarme un carajo la mía (con lo en serio que me la tomo!!) entré y salí por sus casas, sonreí con sus ocurrencias, reí con sus respuestas afiladas y toda la obra estuve haciendo un Candy-Candy (para quien no lo sepa es un dibujo japonés que se pasaba la serie con la lágrima en el ojo pero sin vertirla) Tanto me evadí que no me importó no ver el cuerpo de Dani Muriel, jeje Y ya que hablo de él, hablaré de él pero después de hablar de Kiti.  Se lo lleva todo, y se lo merece, a mitad de la obra consigue que no vea a Kiti por ningún lado...ya tiene que ser buena para lograr que esto ocurra, fina, sutil, cómo se mete las manos en los bolsillos y se abrocha la camisa o se peina....Kiti ¿estás ahí? Si estás ahí manifiéstate...

Vuelvo con Dani. Antes de entrar en la obra, miro en mi caja de prejuicios y abro el sobre que pone Dani Muriel, sólo lo recuerdo de matrimoniadas, siiiiiii, lo vi alguna vez, esto si lo utilizáis en mi contra lo negaré SIEMPRE. Pues recuerdo que me gustaba y me sorprendía ver a ese chico, no actuaba mal para mi sorpresa. Dani,perdón por prejuzgarte, afinas, miras, te vistes y hablas en escena muy bien, menudo trabajazo. Yo te doy un Premio. Premio 2014 al actor que calla boquitas.

Y odio al escritor, joder, me hace pensar en la (emoticón, elegid el que queráis), que escribo yo.


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BY ELÁCTOR

¿Cómo decía el anuncio aquel de seguros? ¡Ah, sí! "Mi padre, cuando a la gente le pasa algo, lo arregla todo, todo y todo." ¿Pero ese padre lo arregla todo de igual manera cuando lo que está roto se encuentra en su propia casa, dentro de su familia? ¿Y cuando ya no está presente? ¿Precisamente su ausencia no lo hará aún más difícil?

Si a los hijos de Francesca en Los Puentes de Madison les costó reconocer a su madre a través de sus diarios y luego conocerla en su amor oculto, en Las Heridas del Viento son unas viejas cartas recibidas tiempo ha y que surgen imprevistas en la herencia recibida las que desencadenan un proceso de comprensión, entendimiento y aceptación. 

No quiero hacer una sinopsis de la magnífica obra que es Las Heridas del Viento por no desvelaros nada del misterio o de la mentira (sutil diferencia que el espectador apreciará durante la función) que envuelve a Rafael, que se convierte en un moderno Pepe El Romano y que, como tal, arrastra a los protagonistas en su historia de amor, o las ganas de amar, y el odio. Y es que los hijos tardamos mucho, a veces demasiado, en darnos cuenta de que los padres son algo más que eso y que no podemos/debemos verles sólo como tales. Ya lo dice Juan Carlos Rubio en su texto a través de la voz de un espléndido Dani Muriel, que interpreta a David: "la falta de comunicación ha sido siempre otra de las constantes familiares". Entonces, ¿por qué callamos? ¿Quizá porque, como el personaje interpretado por una soberbia Kiti Manver, "uno sólo se calla aquello que le avergüenza"? El texto de Juan Carlos es para leerlo, verlo en escena, pensarlo, hablarlo y compartirlo. Y no porque trate algo tan universal en el teatro como es la pasión y el deseo, si no por lo inesperado de estos sentimientos en sus personajes.

En esta página no ponemos clasificación de estrellas, pero si así fuera las tendría todas: por el texto, dirección, interpretación, música (grande, grande, grande; ¡ups! ya he dado una pista) …

Haz caso a tus padres cuando te decían que fueras al teatro y ven a ver Las Heridas del Viento.



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