lunes, 5 de mayo de 2014

ENTREVISTA A LA VISTA: Un vistazo a: Anabel Alonso


ENTREVISTA A LA VISTA:

Un vistazo a: Anabel Alonso




Anabel, eres vasca, escorpio, tienes (toses) años…
Da igual, que los llevo muy bien, dilos si quieres.

50 vas a hacer.
En noviembre, todavía no me los hagas. Una cosa es que me guste y otra es que seas como mi madre, que redondees para arriba. Tengo 49.

Pues estás de piiiii madre…
Si tú ves a mi madre se explica todo. Me cuido mogollón. Pero aparte de la genética, conseguir llevar la vida que quieres te da buena cara. Estar donde te gustaría estar a tu edad. Aunque me lo he tenido que luchar.

A parte de todo eso eres actriz de cine, teatro, televisión, doblaje, presentadora… ¿Hay algo que te defina y nadie haya utilizado?
Ufff… Yo soy muy mala para eso. ¿Cómo te definirías? ¿Cómo te ves?

¿Pero hay algo que te gustaría que dijesen de ti y no hayan dicho?
Uyyy. ¡No! Porque te dicen cosas muy chulas y tú sabes que uno a veces es más pudoroso. Uno recibe a veces mejor , entre muchas comillas, una crítica mala que una buena.  Cuando te dicen “¡qué bueno eres!” piensas “ay, por favor, quita” y cuando se meten contigo dices “¡pues no estoy de acuerdo porque yo creo que tal…!” Yo creo que las cosas con las que me han definido están bien. No echo de menos nada.

Tu vis cómica, ¿cuándo nace?
Yo creo que viene de fábrica. Los recuerdos que tengo en el cole, de pequeña… siempre era un poco el perejil para las salsas. Hacía imitaciones. Pero de una manera muy inconsciente, lo que pasa es que luego lo he sabido canalizar . Cuando me hice mayor, a los catorce, quince años, vi que esto era mi vocación.  Conozco mucha gente que luego lo que han hecho ha sido amputar esa vena. Pero ya te digo, en el cole era la payasa y luego he ido por estos derroteros. Siempre he sido  bastante payasa.

¿Eso a veces no es una “maldición”?
Ya, con las expectativas, ¿no? Con la edad uno se va colocando y dice “pues vale, hoy no soy gracioso y punto pelota”. Cuando eres jovencito quieres agradar a todo el mundo y llega un momento en el que sabes que no lo vas a conseguir, con lo cual uno se va relajando con los años. Y no, nunca ha sido como una cruz. Hay veces que estoy en casa y pienso: “hoy pienso estar muy seria y no voy a hacer el payaso” y si me preguntan qué me pasa tengo que decir “¡que estoy normal, que estoy seria, ya me ves, como estás tú normalmente!” (descojone general de todos)

Como presentadora: ¿eres tú o te has formado un personaje como presentadora?
Al presentar diría que el 80% soy yo y un 20% de personaje. Pero hay una gran parte de mí porque hay mucha interacción tanto con los concursantes, como con los compañeros, así como tener que improvisar. Yo empecé haciendo café teatro, improvisando, y es algo que está ahí.  Además tienes que estar pendiente de unas cámaras, de un público, del sentido del tempo y del ritmo.

Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna. ¿Por qué en Labruc? ¿Por qué con Heidi (la directora del montaje)? ¿Y por qué esta pieza?
Todo tiene relación. El texto de Lagarce es un reto a todos los niveles porque tiene un lenguaje muy especial. Y al ser monólogo es más complicado. Era un reto también a nivel de memorizar. Me costó casi tanto o más que memorizar un Calderón de la Barca, porque en verso hay una lógica, una métrica, pero aquí no tenía a qué agarrarme. Una vez aprendido sí hay una lógica: desde el nacimiento hasta la muerte y las reglas, usos y costumbres que hay que seguir. Por otro lado es un autor que no pone ninguna acotación. El texto es “La Señora”, y a palo seco, sesenta y cinco hojas y no dice ni cómo es ni deja de ser, si tiene ironía, si es tierna, si es dura, ni si aquí se ríe… Para bien o para mal te deja toda la libertad. Aquí Heidi y yo hicimos un trabajo de mucha creación. Yo la conocí (a Heidi) porque me dirigió en Lastres, la función anterior que hice con Marta Berenguer y Ana Fernández. Su manera de trabajar es mucho de improvisación, de mucha organicidad. No simplemente un trabajo de puesta en escena, sino que a todo esto le tienes que dar vida. Y es lo que más agradezco en este montaje. Tú ves este texto en la hoja y puede ser muy árido. Puede ser el capítulo segundo de la Constitución española. Pero ves cómo tiene matices, cómo tiene humor, cómo se interpreta. Cuando empecé con este texto yo me iba a la parte formal y hemos acabado de una forma un poco disparatada, con esa ironía de cómo esta mujer te dice lo que debe ser y sin embargo a ella, con ese “deber ser”, no le ha ido muy bien y ha vivido todo esto como mera espectadora. Y creo que este espacio me permite casi como hacer cine. Yo nunca había trabajado para una sala de pequeño formato para 30 o 40 espectadores y es muy gratificante porque es muy de encaje de bolillos. Te oyen la respiración, una pausa, te ven el sudor que te cae…  y es muy bonito cuando ves las caras de la gente para bien; cuando ves que tienen cara de culo dices “dios mío, aparta de mí este cáliz”, pero estoy muy satisfecha. Este material en otro espacio más convencional no sé hasta qué punto podría ser tan llevadero. Este es el espacio ideal.



¿Y cuando ponen cara de culo?
¡Buah! Pues ahí estás tú peleando e intentando quedarte ahí y dejarte llevar por eso porque te influye muchísimo. Intentas repartir más el juego o mirar atrás del todo, que no se ve mucho. Y a veces pasa que esa cara no expresa lo que tú pensabas. Hay gente que responde de una manera más extrovertida, ruidosa o espontánea y hay otros que lo viven así porque tampoco tienen que ser de carcajada. Yo intento no prejuzgar y no engancharme con eso.

Si quieres mójate. Con quién no volverías a trabajar y por qué. Y al contrario, con quién repetirías y lo harías gratis.
Yo después de tantos años de experiencia he llegado a pensar “no volveré a trabajar con tal o con cual” pero luego te has ido encontrando con esa gente y a veces puedes no entenderte por los momentos vitales de cada uno. Me ha pasado de llevarme muy mal con uno en un trabajo y luego trabajar muy bien en otro. Yo ya no lo digo, porque llevo casi treinta años de profesión y cuando te has encontrado con esa persona de la que decías que no volverías a trabajar, luego te dices “¿pues qué ha pasado?” pues que entonces esa persona estaba de una manera, tú estabas de otra y fue como un choque de trenes y ahora, sin embargo, no. Y gente con la que trabajaría…  Con Gonzalo de Castro me lo he pasado bomba y con la Machi. Con Pepón me río mucho. Hay mucha gente con la que dices “¡qué lujo!”.

Esta función es un manual de vida. Cuál es la regla que tú cumples a rajatabla y cuál te saltas a la torera siempre que puedes.
La que cumplo a rajatabla… intento ser puntual. Antes no lo era. Me joroba mucho. No puedo disponer del tiempo de los demás como no quiero que dispongan del mío. Y la que me salto a la torera… la diplomacia. Yo no es que sea una bocas, pero esto de quedar bien con todo el mundo… ya como que no. Las cosas de protocolo con quien me apetece, no con quien me impongan.

Si fueses un hombre qué papel harías.
Mi amiga Blanca Portillo los hace todos. Te hace Hamlet, te hace Segismundo, o sea que…

Pero un papel de hombre que haya interpretado ya un hombre.
Indiana Jones.  Fíjate qué frívola soy.

Y qué superhéroe o superheroína. Aunque habiendo dicho Indiana Jones…

Ese no que no tiene poderes. Con poderes… el de Robert Downey Jr. Pero no, es un hombre que se pone un traje. ¡Superman! Porque me gusta esa cosa de que soy torpe, tímido y luego salvo el mundo. Me parece más completo.

 

Pero su novia… ufff, es tonta…

Es tonta y una repipi.

 

Aparte de Dori. ¿Con qué personaje Disney te identificas ¿bruja, princesa, Shrek?

Las malas siempre son las más divertidas, pero ser tan malaaa… Las princesas son unas plastas… están esperando a Godot. Menos la pelirroja última. Yo creo que sería más de las malas.

 

Hazte una pregunta.

¡No, después de todo lo que he hablado!  A ver. ¿Volverías a repetir esta experiencia? Sí. Porque este terreno, estas salas off, hay que potenciarlas como una antesala de calidad para un teatro comercial que es lo que la gente va a ver porque es lo que más conoce. El teatro off está en Nueva York, París, Londres y aquí está un poco denostado, es más casi un teatro de aficionados. Volvería a repetir porque para mí es como un laboratorio, un terreno donde poder experimentar y correr riesgos que en otros sitios no me permitirían.

 

Haznos una pregunta.

 

La que me mata de curiosidad es… ¿qué te ha parecido la factura de este trabajo¿ ¿Se ha enfrentado bien en este espacio? ¿Tiene calidad?

 

Yo ya conocía la obra. La había leído. Y en internet había visto montajes muy clásicos y por eso me gustó ver una foto tuya donde se ve que es algo más grotesco. Y me gusta que haya sido aquí y la puesta en escena es tan mínima que en un espacio de 500 espectadores perdería.

 

¿Pero este espectáculo está en la media, está mejor, peor, regular?

 

Para mí supera la media. Habrá gente que venga por tu nombre y luego se preguntará “¿y este texto qué es?”

 

Por eso se puede hacer aquí. Sí, yo sé quién soy, pero voy a dar una pista, no es un espectáculo al uso.

 

Publicity time. Qué vas a hacer, cuánto tiempo vas a estar aquí, qué viene después…

 

Aquí vamos a estar como mínimo el mes de mayo. Si hay cambios os mantendremos informados por Facebook y Twitter del recorrido de la función. Irá a algunos festivales porque creemos que puede tener una buena acogida. Del 6 al 11 de agosto estaré en Mérida con “El Eunuco”, en la que también están Pepón Nieto, Marta Fernández Muro, Alejo Sauras, Antonio Pagudo, Jorge Calvo, María Ordóñez, Eduardo Mayo… Y luego estaremos de gira hasta febrero. Y hay algo también de televisión. Hay cosas en el horizonte. No me puedo quejar, la verdad.

 

Qué bien, Anabel. ¡Muchas gracias!

¡A vosotros!


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